respirando polvo

Hoy no sabría explicar mi estado de ánimo, no quiero reir, no quiero llorar, no quiero sentir, tal vez ni siquiera quiero respirar..

Me gustaría ser el ángel que a veces me dicen ser, tan sólo para escapar y volar hasta el otro lado de las nubes, sentir el viento y tal vez sentir al menos que el viento es más frio que yo en este momento.

O tal vez sería viento, así podría recorrer todos aquellos lugares tranquilos, perderme entre los árboles, jugar con el mar y sus olas, para luego descansar en un lugar como Asgard.

No soporto tampoco la lástima, por lo que nadie sabe de mis estados cambiantes de ánimo, hoy quizás si, por que estoy escribiendo, pero la mayoría de las veces suele pasar desapercibido para el resto, creo que es una cualidad que no me gustaría perder. O tal vez es mi egoísmo que hasta mis depresiones me gusta pasarlas solo conmigo misma.

Luego de estar en Asgard, donde el frío te cuela los huesos, volaría en picada a alguna esquina... esa esquina donde dicen que el diablo y la muerte se juntan a charlar, me sentaría entre ambos, se que uno de ellos, con la botella de turno me estiraría la mano con un fuerte trago, no dudaría en tirarme el trago hasta el fondo, total, mis alas ya no son blancas.

La charla termina a largas horas de la noche, me llevo un cuete y mi amigo el diablo me convida un poco del fuego que a él no le falta, me voy sin despedirme pues ellos saben que tarde o temprano me tendrán de vuelta.

Camino y el viento comienza a susurrarme al oído todas esas ideas que dejé atrás, se empecina en volver a recordarme lo que no quiero recordar, sabe como hacerme mierda, y sabe que tras mi rebeldía, nunca dejaré de oirlo.

Hoy quiero dormir, pero dejaré la ventana cerrada para que no me traiga ni una idea más.