martes, abril 15, 2008

Sin sangre...

Desde tiempos remotos la unión de dos personas que se aman genera la unión de dos entidades genéticamente distintas, pero que conforman el inicio de una nueva, la cual será traspasa de generaciones en generaciones.

Pero a veces, esas "herencias" no se dan simplemente, y adoptamos otros métodos de vida, fuera de lo convencional, pero nos adaptamos a ella.

Como dije, yo no llevo "tu" sangre, aún así heredo de ti la capacidad para querer incondicionalmente, entregarte sin esperar nada a cambio. No soy parte de tu linaje, pero he aprendido muchas cosas con mayor importancia a tu lado, que saber que compartimos unos cuantos factores en el ADN.

Mis hijos no serán parte tampoco de tu línea sanguínea, no heredarán tus ojos o el color de tu pelo, menos aún la blancura de tu piel que te hacía tan especial, pero si sabrán que su bisabuela fue una gran mujer que fue capaz de "adoptar" una familia completa y volver a unirla, algo que para muchos es casi imposible, pero para tí fue el fruto de amor, cariño y comprensión.

¿Cuántos recuerdos quedan en nuestras mentes?, ¿cuántas personas pueden recordar a su abuela carreteando con sus nietos, con una corona de princesa impuesta por ellos mismos, y brindando con una "ESCUDO" en la mano, mientras el resto a viva voz aplaudía y veneraba a la matriarca?... creo que somos muy pocos.

... o simplemente correr a la playa mientras llovía y desautorizabas a todas esas mamás que decían "no se mojen", sin importar nada, sino disfrutar con tus nietos esa lluvia a la orilla del mar...

Un sin fin de recuerdos, compartidos o individuales han quedado en nuestras retinas, por siempre, tan sólo por que siempre fuiste "La Ita".

Te quiero mucho Ita...
Te queremos demasiado...