Hoy estaba bien, y derrepente mi ánimo cambió, sentí pena y una baja grande de ánimo, sólo quería hablar contigo.
A veces siento que estoy para todos, pero cuando yo no estoy bien, no hay nadie al lado mio, me siento sola y vuelvo a meterme a mi búrbuja, de la cual después no quiero salir.
Hoy mi ángel bajó a consolarme, pues nadie más lo hizo, y fue él quien intento contener la lágrima, que finalmente cayó inesperadamente.